De Móstoles a la eternidad
- Oscar Lencero
- 18 jun 2020
- 4 Min. de lectura

El ‘Santo’, San Iker, el portero de los galácticos, solo escuchar los motes de este portero nos damos cuenta de que estamos hablando de un jugador de otras dimensiones. Iker Casillas Fernández, el que es para muchos el mejor portero de la historia de España, un referente tanto dentro como fuera del campo.
La gente le admira, sin importarle sus colores. Su humildad, sus logros y sus paradas mágicas dejaban huella en aquellos que lo veían jugar. Quien no recuerda su parada a Perotti ante el Sevilla, su despeje con el pie a Robben en la final del Mundial, o su magnífica actuación de la final de Champions ante el Bayer Leverkusen.
Después de una vida llena de éxitos en los terrenos de juego, tuvo que retirarse forzosamente de su equipo, el FC Porto, por problemas cardíacos. Iker decidió dar por finalizada su etapa como jugador y dar un vuelco a su vida anunciando que presentaría su candidatura para presidir el la Real Federación Española de fútbol.
Los apoyos de la AFE y su buen hacer durante toda su trayectoria motivaron que la gente del fútbol le apoyara en su nueva andadura profesional. No lo tendrá fácil, ni ahora ni en el futuro, frente a Rubiales, agarrado al poder y cuyos intereses y tejemanejes pueden dejar al mito fuera de la carrera presidencial. Es por eso que esta semana Iker anunció que renunciaba a su candidatura… por el momento.
El Madrid fue su vida
Iker cumplió el sueño de miles de niños. Con el equipo de su vida siendo convocado para su primer partido de Champions a los 16 años y llegando a debutar en primera división ganando un Mundial Juvenil y el Trofeo Bravo (similar al premio Golden Boy) al mejor jugador joven de Europa.
Su lista de títulos a nivel de club es interminable. Jugando en el Real Madrid, Casillas le dio protagonismo a la portería. Los niños en el patio se disputaban este puesto, antes relegado al olvido o utilizado como descarte de jugadores poco habilidosos con los pies.
Mientras a un lado se situaban los “Casillas” de turno, enfrente estaban los que querían ser Gianluigi Buffon, un duelo con el histórico portero de la Juventus que ha permitido hacer la leyenda de estos dos porteros todavía más grande.
Dos vidas paralelas, hombres de club que lo han ganado todo, y aun así no perdieron la humildad en ningún momento de su carrera. Pese a la rivalidad que les ha acompañado en grandes duelos de la competición europea, nunca perdieron la ocasión de alabar a su compañero de posición dentro y fuera del terreno de juego.
Una competencia tan sana por ser el mejor en lo suyo, que nos mostraba la cara bonita del deporte, en el que no hacía falta desprestigiar al rival para ensalzar la grandeza de un jugador. Valores que actualmente no son tan comunes como antaño.
Héroe y villano
Su salida del Madrid fue de la peor forma, una leyenda viva a la que sacaron por la puerta de atrás y poniéndolo de cabeza de turco en el enfrentamiento del vestuario contra José Mourinho.
El portugués acusó al portero y a su mujer de filtrar información del vestuario, y de no defender al Real Madrid lo suficiente. La buena relación de Casillas con los jugadores del Barcelona y un par de llamadas con Xavi para rebajar el ambiente de tensión que se estaba viviendo en los clásicos fueron el detonante para mandar al banquillo al capitán del Madrid.
Tras una temporada en la que Diego López y Adán estaban por delante de él en la titularidad, y no por méritos deportivos, el meta decidió abandonar el club rumbo a Oporto.
Aire fresco en la Federación
Su palmarés y sus récords lo colocan a la altura de los más grandes, es el hombre que levantó la única Copa del Mundo que tiene España en sus vitrinas. Su experiencia y su buen hacer en el fútbol lo sitúan como un referente nacional. Por todos estos valores y su experiencia sabíamos que tras su retirada de los terrenos de juego su carrera en el mundo de fútbol todavía no había acabado.
Tras sus problemas de corazón, Casillas se vio obligado a dejar el césped, pero no dejaría el fútbol. Su amor por este deporte y sus ganas de cambiar las cosas desde dentro le hicieron decidirse a presentarse como presidente de la Federación Española.
Un puesto siempre acompañado de polémica. Tras la detención por corrupción de Ángel María Villar, allá por 2017, las cosas no han mejorado durante el mandato actual de Luis Rubiales.
Los problemas no han desaparecido: el caso ‘Soule’, que acabó con la detención del vicepresidente Andreu Subies, el lío con Julen Lopetegui en el Mundial de Rusia o la imputación de Rubiales por falsificación en documento público son algunos de los motivos que han favorecido la aparición en escena de Casillas.
Las trabas a su candidatura no se hicieron esperar, puesto que el puesto de presidente es demasiado suculento, como para que alguien arrebate el poder a Rubiales. Este se puso manos a la obra para impedir que el portero fuera el que le releve del puesto, adelantando las elecciones para dificultar los apoyos del madridista, y torpedeando su candidatura con declaraciones negativas.
El meta ha emitido un comunicado donde anuncia su renuncia alegando que con “la excepcional situación social, económica y sanitaria que está sufriendo nuestro país las elecciones pasan a un segundo plano”, apunta Casillas en su nota. “Creo que es el momento de sumar y no dividir, porque el fútbol y la sociedad lo necesitan” sentencia el meta. Pese a ello seguro que pronto volvemos a tener noticias de Iker Casillas, en lo que a este tema se refiere.
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