El padre que entregó el fútbol a Casablanca
- Alberto De la Ossa
- 4 may 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 5 may 2020

Mi corazón está con el Wydad, pero el Raja simboliza la solidez de mi carácter”. De padre comerciante, nacido el 1900 en el protectorado francés de Túnez, Mohamed Ben Lahcen Affani, más conocido como ‘Padre Jégo’, es considerado como uno de los mayores influyentes futbolísticos en Casablanca. Durante su juventud, dedicó gran parte de los esfuerzos a viajar junto a su padre, pero pronto vio que su vida iba a estar relacionada con el deporte.
Después de militar en las filas del US Casablanca y descubrir que su talento no residía en los pies, empezó una carrera paralela como periodista deportivo. Y destacó en Radio Maroc, la emisora nacional donde ejercía de comentarista. Siempre con un ojo puesto en los terrenos de juego. Tal y como hizo en sus viajes, en los que vio mucho futbol, pero sobretodo aprendió.
Wydad, el comienzo de todo
El primer paso lo dio con los ‘diablos rojos’. El ‘Padre Jégo’ ayudó en 1939 a crear una sección de futbol, satisfaciendo así las demandas de los jugadores indígenas de Derb Loubila, que querían formarse como un equipo. Se convirtió en el primer entrenador del Wydad de Casablanca, y formó un equipo compuesto solamente por jugadores marroquíes. El último paso fue unirse a la Liga de Marruecos. Y fue todo un éxito.
El WAC, de la mano de ‘Jégo’, se alzó con cuatro títulos ligueros. No solo desplegó un juego auténtico y propio, haciéndoles destacar así en la época, sino que trascendieron más allá del puro deporte. Símbolo del nacionalismo marroquí, el ‘Padre Jégo’ a través del futbol trató siempre de inculcar en los más jóvenes el arraigo cultural y territorial, además de combatir contra el dominio colonial francés.
La traición que lo cambió todo
En 1952, después de conquistar el cuarto trofeo liguero, los jugadores insistieron en su salida. Los mismos por los que apostó en un inicio, decidieron sacarle del puesto. Los directivos a los que guió y ayudó para crear la sección de futbol, le sacaron por la puerta de atrás. El remedio lo encontró en una cafetería del barrio de Derb Sultan, donde jugaba a damas, y fruto de su renombre, la gente acudía en masa para verle.
Y fue en esa cafetería donde los dirigentes del Al Fath-Al Bidaoui, que más tarde se convertiría en el Raja Club Athletic Casablanca, encontraron a nuestro protagonista. Era tan fuerte su vínculo con la ciudad y con el futbol, que no se pudo resistir, a pesar de ser el club rival del Wydad.
Dejó atrás el equipo que impulsó, y con él, dejó su estilo. Con un futbol más espectacular, basado en la técnica y en el espectáculo, empezó a arrastrar a aficionados a las gradas. Su llegada a las ‘Águilas Verdes’ no fue fácil, evitando un descenso ‘in extremis’ en la primera temporada después de la independencia de Marruecos, en 1956. Este hecho condujo a la creación de la Real Federación Marroquí de Futbol, la FRMF, en la que el ‘Padre Jégo’ aparece como uno de los creadores.
Durante los trece años que dirigió el club no obtuvo el éxito que esperaba. Dos subcampeonatos de la Liga de Marruecos en 1960 y 1966 y dos finales de Copa en 1965 y 1968 es todo lo que se le atribuye a su palmarés. En 1968 se retira, y dos años más tarde morirá solo en su casa en Casablanca, no sin antes asistir al Mundial de México del ’70. Ese era el ‘Padre Jégo’.
La influencia de los viajes
No es común ver como una misma persona ayuda a la creación y evolución de dos clubes rivales. Imaginar un personaje que ayudara al crecimiento tanto de Real Madrid como del Atlético no sería algo usual. Pero fue capaz de establecer una esencia propia a los dos clubes marroquíes más importantes. Y futbolísticamente hablando fue capaz de darle a cada uno lo que necesitaba, lo que los jugadores pedían.
Los viajes a Europa y a América del Sur fueron la base de su sabiduría. Dos equipos marroquíes tenían mucho a ver con lo que el ‘Padre Jégo’ había visto anteriormente. Por su parte, el Wydad recibió influencia directo de los viajes del protagonista a Europa, por lo que desarrolló un futbol basado en la táctica y el físico, donde todo el juego giraba entorno a la figura del ariete.
Por otro lado, los viajes a Sudamérica le sirvieron al Raja para caracterizarse en la época por un juego técnico y espectacular, por lo que empezó a contagiar a una afición que cada vez estaba mucho más entregada a su equipo. Se considero, por tanto, que durante muchos años el derbi de Casablanca WAC-Raja fue, en realidad, la puesta en público de los dos modelos de futbol dominantes: los primeros mucho más cercanos a los ingleses y un Raja vestido de Brasil.
El partido que se juega en la grada
Ahora se puede apreciar menos esta diferencia de estilos. La globalización del futbol y la influencia de jugadores y entrenadores a nivel internacional han hecho que se fuera disipando esta bonita divergencia. Hoy en día, en cambio, si por algo se distingue un Wydad-Raja es por el espectáculo que se genera en las gradas.
Además de unos ‘tifos’ de un nivel extraordinario, las canciones no son solo un ritmo adictivo y unas letras pegadizas. Y en ello, las ‘Águilas Verdes’ están un paso por delante. Hace poco menos de dos meses saltaron a la fama en las redes sociales por la canción dedicada a sus eternos rivales. “Esta noche vamos a ajustar las cuentas, no nos importan las consecuencias, sólo Dios sabe qué pasará, en la cárcel o en la ambulancia”.
Dada su trascendencia en el Raja, el ‘Padre Jégo’ continua siendo un símbolo en las gradas, que utilizan su figura para vengarle en las victorias, y defenderle en las derrotas. La rivalidad también supone un choque de clases sociales: los ‘rajaouis’ mayoritariamente provienen de las zonas rurales y clases trabajadoras, mientras que el Wydad siempre ha estado asociado a las clases más ricas y burguesas, diferencias que siguen acentuadas hoy en día y que el ‘Padre Jégo’ supo separar para que hoy, Marruecos y la ciudad de Casablanca puedan presumir al decir que poseen una de las rivalidades más especiales del planeta.
Comments