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Eran una, dos y diez…las famosas orejonas


El 92:48. Uno de los minutos más recordados de la historia blanca / FutbolDay

Merengues y colchoneros. Colchoneros y merengues. Rivalidad de las que traen cola. En los años previos a esta final, quizá, se percibía el derbi madrileño como un partido un tanto desaliñado, de aquellos en que sabes que el Madrid no va a perder y que, seguramente, se lleve los tres puntos.


  • El contexto: simeone y su estilo


La llegada de Diego Pablo ‘Cholo’ Simeone al banquillo rojiblanco otorgó un aura distinto en la rivera del Manzanares. La garra que le caracterizaba como jugador, la trasladó como entrenador. Luchar hasta el último suspiro de partido. Ahogar al rival para noquearlo cuando baje la guardia y asestarle un golpe directo en la mandíbula. Ese estilo le llevó a asaltar el Camp Nou, estadio acostumbrado a ver a su equipo lograr liga tras liga con suma regularidad, con un gol de Godín, a la salida de un córner nada más volver de vestuarios, en la 13-14, misma temporada en que Cerezo y Florentino se verían las caras en el palco de toda una final de la UEFA Champions League.

Un año antes, en el curso 2012-2013, ambos clubes ya midieron sus fuerzas en la final de Copa del Rey, hospedada en el Santiago Bernabeu. Miranda, con un gol en la prórroga, envió el trofeo directo a las vitrinas del antiguo Vicente Calderón. Ese punto de inflexión fue el detonante de la gran rivalidad que existe hoy entre dos de los grandes equipos de España.

La previa de la final, por dinámicas de ambos conjuntos, se preveía favorable a los del Cholo. Eran los campeones de Liga. Sin embargo, el Madrid tan solo quedó 3 puntos por debajo. Además, los blancos venían de ganar su “particular Bundesliga”. Dejaron por el camino a Schalke, Dortmund y Bayern en un partido memorable en el Allianz Arena. Los colchoneros no se quedaron cortos. En octavos de final se deshicieron de Milán (5-1), en cuartos de un Fútbol Club Barcelona que no pudo vencer al Atleti en toda la temporada, y en semifinales remontaron la eliminatoria en Stamford Bridge frente al Chelsea. Por cierto, se cumplió la famosa “Ley del ex”, pues Fernando Torres adelantó a los ‘blues’ en el partido de vuelta.

  • Dos líderes en estadísticas


Se enfrentaba la mejor defensa del torneo, el Atleti con 6 goles encajados, frente al mejor ataque, el Madrid que en 37 ocasiones envió el balón al fondo de las mallas. Dos auténticos mastodontes, cada uno, eso sí, en su disciplina. El espectáculo, como aquel que dice, estaba garantizado – y servido.


Godín, héroe en la consecución de la liga, pudo serlo también en / Libertad Digital

El encuentro, como es habitual de aquellos en los que esperas puro ‘show’, empezó un tanto atascado. Sin ocasiones para nadie, pero con el Madrid dominando tímidamente. Gareth Bale era el jugador que aportaba esa pizca de desborde, pero sin materializar un par de ocasiones claras frente a la portería cubierta por Thibaut Courtois. Pero el Atleti, pese a golpear menos, golpeó mejor. Godín, de nuevo, aprovechó una mala salida de Iker Casillas para adelantar a los rojiblancos a finales de la primera mitad. El fantasma de la Copa del Rey empezaba a rondar por la cabeza de algunos.


El bueno de Alfredo Di Stéfano dijo en su día que “las finales no se juegan, se ganan”. Y el Real Madrid, por H o por B, es especialista en ello. Si viajamos al futuro, el día que estás leyendo estas líneas, el club blanco ha ganado 13 de 16 finales de Champions League. Y, por lo tanto, la de Lisboa no se le podía escapar.

  • Y ramos apareció


El partido estaba visto para sentencia. Minuto 90. El Atleti, como es obvio, estaba cerrado atrás intentando frenar – y con éxito – las ofensivas blancas. El cuarto árbitro levantaba el cartelón. El tiempo añadido, seguramente los minutos más dramáticos de todo gran enfrentamiento, había llegado. Se acababa la final. Rondaba el minuto 92 y córner para los blancos. Quizá, la última del partido. Luka Modric, no sin antes tocarse su flequillo, mira y baraja opciones. Su objetivo: Sergio Ramos. El croata pone un centro tenso pero con la curva suficiente para que solo pueda llegar el capitán y haciéndose hueco de la nada Ramos pone el empate. Prórroga. Treinta minutos más.

Un Madrid crecido por el gol en el último súspiro. Un Atleti al que el tío del mazo había venido a visitarle cuando, con todo mérito, se veían con Gabi levantando el título. El conjunto de Carlo Ancelotti físicamente estaba mejor. Los colchoneros, detrás del balón toda la segunda parte, fundidos. Y dicho desgaste acabando acusando a los del Manzanares. Eran una, dos y diez las famosas orejonas. La ansiada décima.

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Once Metros, 2020.

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