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La noche de gloria del Olympique de Marsella


Marcel Desailly, Basile Boli, Didier Deschamps y Abédi Pélé, la columna vertebral del Olympique del 93 en una foto / Bongarts

Raymond Goethals y su Olympique de Marsella lograron el 26 de mayo de 1993 lo que ningún otro equipo francés ha conseguido en toda la historia de la Champions League. De hecho, hasta ese momento solo habían alcanzado una final de Copa de Europa en cuatro ocasiones anteriores: Stade de Reims (1956 y 1959), Saint-Éttienne (1976), y el mismo Marsella (1991). Ese equipo liderado por Fabian Barthez, Marcel Desailly, Didier Deschamps, Abédi Pélé y Rudi Völler ganó su primera Copa de Europa y la única de la que pueden presumir en la Ligue 1. Hoy, 27 años después, repasamos esa gesta y la paradoja del fútbol galo a nivel de clubes respecto su selección.


La edición de 1992/93 fue la primera con la denominación de Champions League, a partir de la segunda fase. Los distintos cambios políticos y sociales provocaron que la UEFA decidiera una readaptación de la competición para dar cabida a los equipos de los nuevos países que se habían formado. Tras el desmembramiento de la Unión Soviética y Yugoslavia, aumentaron a 36 los participantes, y los ganadores de las nuevas ligas de Eslovenia, Estonia, Letonia, Lituania y Ucrania se incorporaron en el nuevo formato.


Tras una fase previa, 32 equipos debían pasar dos rondas eliminatorias a doble partido antes de llegar a la ‘liguilla’ que daba paso a la final. Los ocho equipos que llegaron a la fase de grupos fueron Rangers, Brujas, CSKA Moscú y Olympique de Marsella, que formaron el grupo A, y Göteborg, Porto, PSV y Milan formaron el B. Una de las ausencias destacadas fue el FC Barcelona del ‘Dream Team’, vigente campeón y que fue eliminado en segunda ronda por el CSKA. Milan y Olympique ganaron sus liguillas y llegaron a la primera final en formato Champions League.


El conjunto ‘rossonero’, entrenado por Fabio Capello, arrasó en su grupo y llegaba a la final de Múnich como gran favorito. El equipazo formado por los Van Basten, Gullit, Rijkaard, Baresi, Maldini, Costacurta, Donadoni, etc., que venía de maravillar al mundo de la mano de Arrigo Sachi y que parecía dispuesto a continuar ganando con Capello. La racha de 58 encuentros consecutivos sin conocer la derrota en la Serie A le avalaban. Al otro lado, el Olympique de Raymond Goethals, que dos temporadas anteriores había perdido en la final frente al Estrella Roja, en la tanda de penaltis.

  • Un equipo renovado


De la final de 1991 solo repetían en el once titular: Basile Boli, Éric Di Meco y Abédi Pélé, y Goethals en el banquillo, el gran artífice del mayor éxito de un equipo francés en la historia de la Champions. La plantilla de la 92/93 había mejorado mucho, reforzada con jugadores de la talla de Fabien Barthez, Marcel Desailly, Didier Deschamps (capitán en aquella final) y Rudi Völler. No obstante, habían perdido a uno de sus pilares básicos y capitán en la primera final del equipo: Jean Pierre Papin, que precisamente formaba parte del Milan de Capello.


Ese Olympique era un conjunto muy coral, sin un estilo de juego que maravillara al mundo pero un equipo con una columna vertebral muy sólida y una delantera ostentosa. Rudi Völler, delantero titular de la Alemania campeona del Mundial de 1990, y Alen Boksic se complementaban a la perfección. Acompañados por Abédi Pélé, Balón de Oro Africano en el 91, 92 y 93, daban el salto de calidad necesario para poder luchar con los mejores de Europa.

La final en el Estadio Olímpico de Múnich se decidió con un cabezazo de Basile Boli a la salida de un córner en el minuto 44. No pasará a la historia como uno de los mejores partidos de la Champions, pero si porque, sin saberlo, se convirtió en el último partido de Marco Van Basten. El ‘Cisne de Utrecht’ tuvo que colgar las botas tras someterse a dos operaciones de tobillo, sin éxito. Las lesiones frustraron sin duda la carrera de uno de los mejores delanteros de la historia, que se retiró a los 28 años.


Didier Deschamps levantaba al cielo de Múnich la primera gran gesta del fútbol francés a nivel de clubes. Y la única. Desde entonces, solo el Mónaco en 2004 ha llegado a otra final de Champions League, que perdió contra el Porto de Mourinho. El principal artífice de ese logro, Raymond Goethals, será recordado siempre como el arquitecto de esta plantilla y por ser el primer entrenador en lograr un título europeo con un equipo francés. Pero no era el primer trofeo importante que conseguía el belga. A finales de la década de los 70 el técnico ganó dos Supercopas de Europa y una Recopa con el Anderlecht, lo que significó la mejor época del conjunto belga en competiciones europeas.


Deschamps levantó la única Champions en el fútbol francés, igual que haría con el primer Mundial en 1998 / UEFA
  • Problemas extradeportivos


Pero el conjunto marsellés no tuvo tiempo de saborear el triunfo. Su presidente, Bernard Tapie, fue acusado de amañar el encuentro de esa edición contra el CSKA, que ganó el Olympique por 6-0, y un partido de Ligue 1 frente el Valenciennes. Así, la federación francesa decidió retirar el título de liga al Marsella y descenderlo a la Ligue 2.


De esta manera, el conjunto de Goethals no pudo defender el título de Champions en la siguiente edición. Por su parte, la UEFA tomó la decisión de mantener el trofeo en manos de los franceses, pero le suspendió de todas las participaciones en la temporada siguiente. Así, no pudieron competir en la Champions, ni en la Supercopa de Europa ni en la Copa Intercontinental, y el equipo se desmembró.

El fútbol francés vive ahora una paradoja que no es la primera vez que le ocurre. Su selección es la vigente campeona del mundo, y actualmente es la máxima favorita para la próxima Eurocopa. Además, las categorías inferiores han aumentado el nivel futbolístico del país, y el futuro del fútbol galo parece estar en buenas manos. Sin embargo, el nivel de la Ligue 1 es muy inferior, y la única esperanza a nivel europeo está puesta en un PSG que, pese a los ‘petrodólares’, no ha conseguido ni siquiera acercarse a ganar la Champions League. De hecho, Francia solo tiene en su palmarés dos trofeos europeos: la Recopa del PSG en 1996, y la Champions del Marsella; pero a nivel de selecciones ha logrado dos Mundiales y dos Eurocopas. Eso demuestra que los equipos de la Ligue 1 no han sabido mantener el talento francés en su país, lo que ha provocado que el nivel de la liga ni se acerque a los campeonatos top de Europa.

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