Maxence Caqueret (Olympique de Lyon)
El joven centrocampista del Olympique de Lyon está ganando importancia en el inicio del campeonato doméstico francés. Rudi Garcia, por lo menos de inicio, está prescindiendo de Hassem Aouar, su centrocampista con más peso asociativo y creativo, y Caqueret lo está aprovechando para ser más relevante en la posesión de balón del Olympique. En su visita al Girondins de Burdeos, Caqueret mostró buena prueba de ello. Bien desde su facilidad para encontrar al hombre libre o desde su buen hacer para conducir y soltar con sentido, mejoró cada balón que pasó por él. Siempre que pudo, además, intentó verticalizar buscando Dubois, carrilero de su lado, en profundidad a la espalda del lateral rival. No en vano, también se mostró muy proactivo en la presión, siempre encimando a tiempo a su marca en los reinicios del Burdeos. Con las dudas sobre el futuro de Aouar, Caqueret está empezando a pedir paso.
Kays Ruiz-Atil (Paris Saint-Germain)
No nos movemos de Francia para hablar sobre el siguiente protagonista. Ruiz-Atil fue el jugador más destacado del Paris Saint-Germain en su estreno en Ligue 1 frente al recién ascendido Lens. El canterano parisino, ex de la masía, fue la única nota positiva del ataque organizado de su equipo. Thomas Tuchel lo situó de falso extremo izquierdo, otorgándole toda la banda a Bernat, y este, juntándose mucho y muy bien con Verrati, generó las pocas ventajas que obtuvo el ataque organizado del Paris en el primer tiempo. Ruiz-Atil y Verrati tejieron una sociedad desde el pase que dividió las atenciones de Doucouré, pivote diestro del Lens, y fue producto de las pocas aproximaciones a la portería defendida por Leca. Gracias a su agilidad para conservar el balón, Ruiz-Atil no cometió apenas pérdidas y demostró una sensibilidad especial, como digo, a la hora de combinar en corto y crear superioridades con compañeros. En la segunda mitad, con su substitución (67’), el PSG perdió el control que había conseguido con el chico en el campo.
Téji Savanier (Montpéllier HSC)
Lo de Téji Savanier frente al Niza, a nivel técnico y de inspiración, fue sin duda una de las actuaciones más rutilantes del fin de semana. Primero, eso sí, vamos con el contexto. El Montpéllier de Der Zakrian atropelló al Niza de Vieira desde la pizarra. Con su 1-5-3-2, mezclando fases de presión alta con otras más conservadoras, bloqueó, por medio de marcas individuales (Savanier tapaba al mediocentro), todas las salidas tanto en corto como en largo del rival. Así, consiguió el dominio territorial. Y después, tras robar y transitar con frecuencia, el pequeño mediapunta francés se encargó de traducirlo en volumen ofensivo. Cuando el Montpéllier recuperaba, Savánier siempre ofrecía una línea de pase y generaba algo por medio de su calidad. Tendiendo mucho al sector izquierdo, nutrió de balones tanto a la doble punta (Delort-Laborde), que se movió y jugó realmente bien, como a Souquet, carrilero derecho, activando sus subidas por banda. Falseó intenciones (simulando que iba a hacer ‘x’ para hacer ‘y’), lanzó contragolpes, dio una asistencia en un córner, apareció entre líneas... Visualmente, su partido fue delicioso. Además, estuvo acertadísimo en el regate, completando con éxito los 6 que intentó.
James Rodríguez (Everton FC)
La puesta en escena del Everton de Carlo Ancelotti y James Rodíguez adivinó buenas sensaciones en el corto plazo para ambos. Frente al 1-4-4-2 que planteó Mourinho, los tofees le dieron al cafetero un contexto, tanto en forma como en fondo, muy propicio para lucir sus virtudes como generador. Ancelotti dispuso así su 1-4-3-3: la base de la jugada estaba conformada por los tres centrocampistas, ocupando todo el ancho del campo y moviendo la pelota con cierto dinamismo; los laterales estaban en amplitud a una altura intermedia; Calvert-Lewin fijaba a centrales; y los extremos (James, en la derecha) ocupaban posiciones interiores. De este modo, y gracias al buen hacer del Everton moviendo el balón de lado a lado insistentemente, James pudo gozar de las recepciones que le gustan, sin bajar tampoco excesivamente su altura. Lo encontraron con asiduidad tanto entre líneas como por delante de presión, y con su magnífico golpeo de balón activó constantemente el lado débil, donde esperaba Richarlison para recibir con tiempo-espacio y arrinconar al Tottenham en su área. Sin estar aún (lógicamente) al 100% en cuanto a ritmo de competición, su encaje pinta muy bien.
Luis Milla (Granada FC)
El debut de Luis Milla en Primera División fue de lo más relevante de la victoria del Granada ante el Athletic de Bilbao. El centrocampista español, a quién Diego Martínez situó como interior derecho de su 1-4-1-4-1, estuvo realmente bien tanto con balón como sin él. A nivel defensivo, su partido fue muy serio. En ese sentido, lo más llamativo fue su nivel de interpretación, sabiendo muy bien cuando defender el espacio y cuando saltar a incomodar al poseedor de balón (normalmente Yeray). También supo detectar cuando anticipar. De hecho, en una de las pocas veces que lo hizo, robó y marcó el 2-0 con un disparo desde la frontal. Con balón no gozó de mucho protagonismo, ya que el Granada tuvo menos posesión que el Athletic (40-60), pero estuvo correcto. Por último, destacó su capacidad para repetir esfuerzos y realizar grandes recorridos sin balón. La cobertura que le hace a Foulquier, ni más ni menos que en el minuto 88 de partido, fue prueba de ello.