Los txuriurdines han roto su racha a la par que el confinamiento hizo lo propio con el fútbol. Un frío empate en el primer encuentro frente a Osasuna (1-1) y la reciente derrota en la intersemanal ante el Eibar (1-2) le dejan mermado en su gran lucha por Europa. En los dos primeros asaltos, Alguacil ha sido tumbado, pero antes de la cuenta de diez segundos, se ha conseguido levantar. En el tercer asalto, al parecer, seguirá dominando el contrincante, pero, a partir de ahí, se espera que se iguale la contienda. Sin embargo, la toalla no se tira nunca. Se lucha hasta que, coherentemente, se entiende que el sufrimiento es innecesario. De hecho, permítanme el comentario, los golpes recibidos hasta ahora son de los que te “ponen”. De los que te motivan. A levantarte más fuerte y querer noquear al rival.
En frente, por otro lado, el Real Madrid. Un conjunto blanco que nos tiene acostumbrados en estos últimos tiempos a la irregularidad. De los equipos grandes, quizá y desde mi humilde opinión, es el más propenso al fallo y a los tropiezos “tontos”. Pero los de Zidane han vuelto pisando fuerte. Victorias con contundencia, al menos en lo que a resultado final se refiere, frente a Eibar (3-1) y Valencia (3-0). Con un Hazard al que el parón le ha sentado bien – al igual que a Marco Asensio – y un Benzema que sigue apuntalando al conjunto blanco para llevarle lo más lejos posible.
Además, ambos equipos llegan motivados por su último duelo directo. En Copa, con una Real crecida y un Madrid confiado. Los de Alguacil lograron el pase a la final, pero los merengues estuvieron cerca de lograr una remontada épica e histórica en el campeonato del K.O. La Real ya sabe lo que es ganar al Madrid esta temporada y, al contrario, los blancos tendrán sed de venganza.
Los jugadores ya empiezan a rodar. Empiezan a ponerse a tono. Cada partido puede ser una sorpresa. Cada partido puede ser un cambio radical del combate. ¿Ganará el Madrid por K.O? ¿Logrará no besar la lona la Real? El domingo lo veremos.