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Un vuelo eterno por Europa


Un gol de Darder en el 90, sirvió para superar el récord histórico de partidos invicto en Europa, que ostentaba el Ajax / Marca

Todo comenzó la temporada 04/05. Tras un año magnífico en cuanto a resultados, el Espanyol logró acabar quinto. De la mano de Miguel Ángel Lotina y jugadores históricos del club como Tamudo, Riera, De La Peña, Maxi Rodríguez o Kameni, lograron escribir una de las épocas doradas del conjunto blanquiazul.


Una hazaña poco habitual en los últimos años, ya que no lo lograban desde la temporada 95/96, con José Antonio Camacho como entrenador. La ilusión volvía al estadio perico, que por aquel entonces era el mítico Lluís Companys.


El camino hacia el éxito empezó en 2006, en el Pasienky Stadion del desconocido Artmedia de Bratislava. Un empate a dos, con goles de Pandiani y Riera, daba comienzo a una racha nunca antes vista en el continente.


Los blanquiazules han conseguido mantener la imbatibilidad hasta esta temporada porque, aunque perdieron la famosa final de la UEFA contra el Sevilla, el partido terminó en empate y permitió seguir sumando partidos a su racha de imbatibilidad.


Un logro más grande todavía si conocemos a sus predecesores: 21 partidos encadenó sin perder aquel Ajax campeón de Champions y finalista al año siguiente, entre 1994 y 1996. En aquel equipo se encontraban jugadores de la talla de Rijkaard, Davids o Seedorf.


  • La mala suerte de Glasgow


Uno de los pilares fundamentales de la participación del club en la UEFA de 2006 fue la cantera: Tamudo, Moisés Hurtado, Chica, David García o el malogrado Dani Jarque, entre otros, consiguieron llevar al equipo a la final de la competición.


Por el camino, Benfica y Werder Bremen mordieron el polvo. Dos equipos históricos de la competición cayeron contra un español intratable. Viviendo por el camino grandes noches de futbol europeo, como la actuación estelar de Gorka Iraizoz en el Estadio da Luz de Lisboa.


La final contra el Sevilla fue un duelo intensísimo, donde el equipo lo dio todo. Los aficionados del Espanyol se desplazaron en masa a Hampden Park. Tras acabar el tiempo reglamentario con un hombre menos y con empate a 1 en el marcador, la prórroga tampoco decantó el marcador.


Los blanquiazules fueron a remolque durante todo el partido, pero consiguieron superar la adversidad y finalmente igualaron el 2 a 1 de Kanouté, con un gol de Jonathas. El 2 a 2 de la prórroga dio paso a los penaltis, donde los fallos de Luis García y Torrejón dejaron fuera al conjunto perico. El tiempo se detuvo y dejó un sabor amargo en sus gargantas, especialmente en la de aquellos que ya habían vivido la derrota en la final de la Uefa con el Bayern Leverkusen, en la 87/88.


Una temporada de ensueño


La temporada pasada volvió a ocurrir el milagro, a los mandos de Borja Iglesias, Hermoso y una buena hornada de canteranos como Marc Roca, Melendo o Pedrosa. El Espanyol de ‘Rubi’ estaba completando una buena temporada, sin sufrimientos y con opciones de soñar ir a Europa. Pero tras 11 jornadas sin ganar las esperanzas se desvanecieron.


La temporada había sido buena y la progresión del club desde la llegada de Chen Yang Shen ya se estaba haciendo notar. La apuesta seria por no vender a jugadores con buen cartel y apostar por fichajes como el de Iglesias, por el cual se pagó la cláusula, demostraban una clara intención del club por crecer y cumplir la promesa del propietario chino cuando llegó al club.


Sin la presión de tener que clasificarse, el equipo encadenó una buena racha de puntos, sumada a un cúmulo de resultados que le permitió llegar al último partido de temporada con opciones remotas de clasificarse. Dependían de un pinchazo del Athletic y de ganar a su rival de la jornada 38, la Real Sociedad.


El Espanyol planteó un partido muy serio y se adelantó en el marcador por medio de Rosales. La afición era un manojo de nervios y el partido se convirtió en una tarde de transistores, todos pendientes del Sánchez Pizjuán donde los vascos iban perdiendo al descanso.


Con el dos a cero de Wu Lei los hinchas centraron su atención en lo que estaba pasando en la ciudad sevillana. La tensión y el miedo se reflejaba en sus caras, un gol del Athletic les dejaba fuera de la competición soñada.


A mil kilómetros de allí, los leones tuvieron un remate al palo en la prolongación, y en esa misma jugada el sevillista sentenció Munir a la contra. Nunca un gol de un ex del Barça había generado tanta ilusión en tierras pericas.


El campo entero estalló y se produjo una imagen para el recuerdo: todos los aficionados saltaron al césped a celebrar algo histórico. La primera clasificación del RCD Espanyol en el nuevo estadio era un hecho.


A Europa 12 años después


Muchas cosas habían cambiado desde la última participación europea del club. Nuevo dueño, nuevo estadio, pero el mismo sentimiento. El Espanyol estaba en Europa 12 años después y tres rondas previas contra equipos de menor nivel esperaban a un club ansioso por volver a la segunda competición del fútbol internacional.


Tras las ventas de Hermoso y Borja, el club no invirtió lo suficiente en refuerzos de garantía, Calero no dio el rendimiento esperado y jugadores como Ferreyra o Calleri no tomaron el relevo goleador del gallego.


Stjarnan, Lucerna y Zorya Lugansk fueron los entrantes de unos pericos que querían el plato fuerte. Su afición deseaba rememorar los tiempos de la anterior UEFA, los desplazamientos y los partidos contra equipos históricos.


El grupo deparó desplazamientos a la Europa del Este: CSKA, Ferencváros y Ludogorets, tres equipos de ligas inferiores en los que el RCDE tendría que demostrar la superioridad que se le presupone a la liga española.


La fase de grupos no supuso un obstáculo para el Espanyol, que ganó incluso en el campo del CSKA de Moscú, convirtiéndose en el primer equipo español en hacerlo. La fase de grupos deparó también la consecución del récord. Pasando a convertirse en el equipo con más partidos invicto en competición europea, gracias al gol de Darder en el minuto 90 en elcampo de Ferencváros.


El peor final para una bonita historia


Cuando llegó el último partido del grupo, las dudas emergían, la mala posición en la competición doméstica auguraba un mal final, con el equipo ya clasificado como primero y con la cabeza puesta en la salvación.


El CSKA se impuso en Cornellá y puso fin al récord de 26 partidos sin perder en Europa, en un RCDE Stadium que nunca consiguió engancharse del todo a esta competición. En la siguiente ronda les esperaría el Wolverhampton inglés.


El equipo llegaba hundido a la eliminatoria, pero las urgencias en la Liga,no influyeron en los socios pericos que se desplazaron en masa a la ciudad inglesa. El rival tampoco acompañaba, un nuevo rico de la Premier League, bajo los hilos de Jorge Mendes y con una hornada de jóvenes portugueses que estaba sorprendiendo al fútbol europeo.


Comandados por el exentrenador del Valencia, Nuno Espírito Santo, los ‘wolves’ presentan un estilo muy claro en sus partidos. Un repliegue defensivo, para salir a la contra por bandas con el exazulgrana Adama Traoré y Diego Jota, que surten de centros a un delantero referencia rematador como el excolchonero Raúl Jiménez.


Un estilo de juego muy marcado que les había ido a la perfección en la Premier donde hasta el parón marchaban séptimos y habían conseguido vencer al poderoso Manchester City en el Etihad Stadium.


El míster perico Abelardo salió con los suplentes al Molineux Stadium, algo que no gustó nada a la parroquia perica, que había esperado 12 años para ver a su equipo en la Europa League. El partido fue una debacle, se jugó a lo que querían los ingleses y tras una primera parte de dominio y posesión del Espanyol, fue un tanto de los amarillos el que subió al marcador.


En la segunda parte siguió el mismo guion, los catalanes con el balón y el rival con una velocidad letal a la contra. Al final fueron 4 goles los que sentenciaron la participación europea del español.


Un estelar Diego Jota materializó un hat trick que hundió aún más a los blanquiazules en una temporada desastrosa. Adiós al récord europeo y a Europa por la puerta de atrás.


La vuelta fue un mero trámite, pese a que Calleri le quiso dar emoción con tres goles, el 3 a 2 final en el marcador no sirvió para nada. El partido, que a principio de temporada debería estar en rojo en el calendario, solo fue un triste reflejo de la temporada. Un estadio vacío en competición europea, por la mala gestión y la desilusión patente que el equipo transmitía.

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Once Metros, 2020.

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