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¿Y ahora qué?


Messi, después de que el Bayern encajara uno de los tantos goles / Marca

Viernes. Minuto 2 de partido. Sergi Roberto envía un buen centro hacia Luis Suárez, que no llega al remate por escasos centímetros. El barcelonismo, o al menos yo, me digo a mi mismo que quizá sí podemos con los alemanes. Minuto 3 de partido. Müller marca el primero del Bayern en una jugada a pocos toques. La pequeña esperanza o ilusión, por decirlo de alguna manera, se desvanece casi por completo. Ni siquiera con el empate a uno cambia mi acertada pero triste percepción. Solo hizo falta ver el nivel de intensidad de un equipo y otro. Y para ahondar más en la herida Coutinho, el fichaje más caro de la historia de los culés, anotó dos tantos. El partido del viernes fue el reflejo de no solo una temporada nefasta, sino la culminación del proyecto deportivo que llevó a los azulgranas a levantar dos tripletes en pocos años.

  • 4 años de desastres europeos

El Barça hizo el ridículo por cuarto año consecutivo en la Champions. Cuatro goles en cada parte le endosó el Bayern Múnich para cerrar el partido con un global de 2-8. La mayor derrota de la historia de los azulgranas en la máxima competición de clubes del mundo. Desde el año 2017 el Barça se ha ido deshaciendo en los partidos fuera de casa, en las eliminatorias decisivas y con ventaja a su favor. Contra la Juventus en Turín con aquel 3-0 que prácticamente lo firmaba cualquiera a estas alturas. Luego vino Roma, con otro 3-0 cuando el equipo había conseguido un buen colchón en la ida (4-1). El año pasado, cuando parecía que ya no se podía superar aquel ridículo llegó el Liverpool y atropelló al Barça de Valverde en Anfield con un bochornoso 4-0 (después de una ventaja considerable en el Camp Nou, 3-0).

Lo del viernes prácticamente fue la crónica de una muerte anunciada, como escribió García Márquez. Muy pocos culés creían que el Barça ganaría al Bayern. Es cierto que el equipo de Flick llegaba en un gran estado de forma, pero más allá de eso, el Barça aterrizaba en Lisboa después de una temporada a un nivel muy pobre. Leo Messi ya avisaba al Camp Nou en febrero diciendo que el nivel del equipo “no alcanzaba para la Champions”. Y lo reiteró después de que el Barça perdiera el titulo de liga ante Osasuna en casa por 1-2 en un partido nefasto: “queda claro que no nos daba ni para LaLiga”. Además, añadió: “así, el partido del Nápoles lo vamos a perder”. Finalmente, no fue Nápoles, pero básicamente por el nivel de los italianos.

Los jugadores del Bayern celebrando un gol ante la desolación de los azulgranas / El País

El caso es que este resultado no viene de ahora, sino que hace mucho tiempo que el Barça ya no es aquel equipo que era: el que se plantaba en semifinales de Champions sin pestañear, el rey de copas o el de las 8 ligas en 11 años (aunque en las últimas el eterno rival no lo ha puesto muy complicado). Por no hablar de los tripletes. ¡Qué lejos queda aquel Barça! La lamentable planificación que se ha hecho del equipo, lo ha llevado de ser el equipo más temido y respetado del mundo encabezado por el mejor jugador de la historia a ser el continuo hazmerreír en la Champions año tras año.


  • Un equipo envejecido y sin hambre de títuloss

Una vez ganado el triplete con Luis Enrique, fue alejándose de aquel nivel hasta culminar en un desastre, el Bayern destrozando al Barça. El famoso fin de ciclo que tanto se repetía en Madrid tras la marcha de Guardiola. “El equipo ha tocado fondo”, sentenció en el pospartido Gerard Piqué. Y no solo el equipo, sino también el club. Por un lado, el Barça tenía la plantilla con más media de edad de la Champions, por encima de los 30 años. No hace falta un equipo grande para derrotar a este Barça. La presión del equipo es muy pobre por no decir nula, a nivel defensivo es demasiado frágil, los jugadores pierden la posesión con demasiada facilidad en la salida de balón en zonas comprometidas, falta intensidad, agresividad… y así podríamos seguir hasta escribir un libro. Solo falta que los pocos jugadores que salvan los partidos no tengan el día.

Si el partido es contra un equipo pequeño, se puede ganar maquillando el resultado con un par o tres jugadas bonitas. Recuerdo hace unos años cuando el Barça acababa el partido goleando al rival y te quedaba la sensación, más allá de los goles, de que habían jugado un gran partido, que era una gozada ver aquello. En cambio, ahora la impresión es de haber ganado sin más, jugando mal y sin las ideas claras, el trasfondo es el de un equipo flojo. Si el partido es contra un gran equipo como el Bayern o el Liverpool el pasado año, pasa lo que pasó el viernes.

  • La ruina también en los despachos

A nivel institucional, las cosas no andan mucho mejor. La junta directiva creo que no lo podría haber hecho peor. Empezando por la política de fichajes y acabando por los escándalos extradeportivos que han ensuciado la imagen el club. La venta de Arthur (23) a la Juve a cambio de Pjanic (30), las continuas cesiones de Todibo (20) para seguramente acabar vendiéndolo, las incontables salidas de jugadores jóvenes de la casa a otros equipos en busca de oportunidades, la retención de Rakitic cuando el PSG ofrecía una cantidad astronómica para tenerlo un año más de suplente, compras millonarias como las de Griezmann o Arturo Vidal cuando no es lo que el equipo necesita… y otra vez podríamos seguir hasta aburrirnos. En resumen, un cúmulo de malas decisiones y gestiones decepcionantes en las que cualquier presidente habría dimitido hace mucho tiempo. Ya no solo por un mínimo de dignidad, sino por querer lo mejor para el club. También lo advirtió Piqué al final del partido: “no hay nadie imprescindible. Soy el primero en ofrecerme para irme si hace falta sangre nueva. Hay que decidir qué es lo mejor para el club”.


  • Los jugadores igual de culpables

Tampoco se libran los jugadores, también responsables directos de la situación actual. En Barcelona se vive muy bien, y más si los entrenadores tampoco llevan a cabo una limpieza de vestuario. Lo he mencionado unas líneas más arriba: la media de edad del equipo supera los 30 años. Lo hizo Pep en su momento, irse cuando vio que no podía aportar nada más al equipo. Pero no solo Pep, también Luis Enrique y jugadores como Puyol, Xavi o Iniesta cuando vieron que su cuerpo no podía aguantar más el ritmo de un equipo como el Barça. Me pregunto por qué ningún jugador decide que no tiene ya la capacidad para seguir en el Barça, para mantener el nivel. Lo peor es que los entrenadores tampoco lo hacen y los alinean semana tras semana como titulares intocables, cuando el rendimiento está a años luz de lo que eran antes.

Messi junto a Xavi, Iniesta y Puyol con el sextete del 2009 / Marca

Esta temporada se salvan realmente pocos jugadores, muy pocos. En mi humilde opinión, no sé si la compartirán: Messi, Ter Stegen, De Jong, Lenglet y Piqué. Contando obviamente con los jugadores de la cantera (hablo del equipo titular). El club se ha gastado cada año una millonada en fichajes que no han servido para nada y claro, ahora la economía del club va mal. Lo que necesita el Barça para volver a estar en la cima no es un proyecto que contente a Messi para quedarse un año más. El club necesita un cambio radical, un lavado de cara profundo. Solo espero que el resultado de ayer sirva, esta vez sí, para llevar a cabo esta revolución, para traer esta “sangre nueva” de la que habla Piqué. Quizá hace falta otro entrenador, pero la parte principal son los jugadores.

  • Y la cantera, desde hace muchos años, olvidada

Falta también mucha confianza en los jugadores de la cantera, ya no solo Ansu Fati o Riqui que parece que son los que tienen más números para quedarse en el primer equipo, sino jugadores como Monchu, Araujo o Moriba entre otros. Jugadores jóvenes que lleguen con energía para rejuvenecer este equipo. Que acompañen a los pocos jugadores veteranos que aun quedan con el nivel suficiente para seguir en el Barça. Y no importa que el año que viene no se gane nada, pero es imprescindible construir un equipo nuevo desde ya con ADN Barça. Si no, no tardaremos en ver otro ridículo histórico como el de anoche.

Según Bartomeu, el aún presidente, ya se han tomado algunas decisiones y otras no tardarán en llegar. Lo único bueno que me queda del desastre de ayer es que la vergonzosa derrota servirá para que lleguen los cambios que tantos deseamos de una vez por todas. Si el Barça llega a caer en cuartos o incluso a perder por un resultado ajustado, el año que viene seguiría la misma plantilla, las mismas alineaciones jornada tras jornada con apenas cambios y no tengo tan claro que lograra clasificarse para la Champions, si los competidores directos tienen una buena temporada. Debe asumirse que se cierra una etapa y debe empezar otra. Se acaba un ciclo y debe empezar otro. Si se queda Messi, lo lógico será construirlo a su alrededor, sin amigos ni colegas que no den la talla solo para tener contento al astro argentino. Como dice Gerard, “el equipo ha tocado fondo y hay que decidir lo mejor para el club” y Messi, al igual que todos los demás, deben aceptarlo. El Barça necesita un cambio urgentemente.

 
 
 

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Once Metros, 2020.

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